De nuevo el verano ha llegado, una vez más las visitas al mar se hacen indispensables particularmente por estos días del año. Las lluvias combinadas con el sol hacen de las suyas y se muestran como nunca en los atardeceres como un agradecimiento a los veneradores de julio y agosto, quienes con una tradición que data de hace muchos pero muchos años acuden a la playa a pasar sus vacaciones o a pasar algunos días de descanso y esparcimiento. Ante el juego de los niños con el agua de mar, arena, conchas; así como de sueños de pescar un cangrejo al caer la tarde. La naturaleza se expresa como nunca dejando ver un paisaje que hace dudar la existencia de tal belleza. Los adultos -algunos, desde luego- sacan sus sillas en la playa y van disfrutando la multicoloridad existente en el firmamento; es tal el impacto que muchos de ellos dan gracias y ofrecen plegarias por tener la dicha de ser testigos de tanta hermosura. Con la finalidad de compartir tan esplendoroso espectáculo natural vivido tan solo algunas horas a continuación anexo una serie de imágenes que dan muestra de lo antes mencionado. Puede observarse como el astro rey va declinando en el horizonte y va vertiendo sus rayos, los cuales al combinarse con las nubes y sus elementos producen las escenas de derroche de luz, color y sombras en sus múltiples tonalidades que arrancan la expresión de admiración de sus observadores. Es increíble como un adiós de despedida para otro día da tanta vistosidad en tan poco tiempo, un atardecer para un mañana que será algo nuevo, diferente para admirar otra vez en un mismo escenario más con otra escenografía. De ello ni duda cabe. Para entonces estaremos de nuevo puestos para iniciar una veneración y agradecimiento por tener la dicha de continuar admirándo los atardares en una puesta de febeo.
¡¡ Qué cosa más hermosa!! Pensar que lo tenemos allí todos los días, más no siempre, nos damos la oportunidad de admirar esos tonos naranjas, azules, rosas, grises, negros y combinadas en multicolores para privilegio de los nosotros los mortales.
¡Que dicha la nuestra! Jugando con las palmas y el horizonte los efectos que producen se hacen únicos en verdad. He aquí mi contribución sin egoísmos para todos ustedes.
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